Descripción
HISTORIA
La premisa constante de la armadura de un guerrero o soldado durante milenios siempre se ha basado en el principio de «protegerte de todo daño», junto con el avance de las posibilidades técnicas. Los primeros armamentos de la historia humana, hechos de productos naturales como la corteza de los árboles, la lana o el cuero, ofrecían relativamente poca protección, pero siempre deben considerarse en relación con las armas utilizadas en su época. Al principio su efecto protector se limitaba esencialmente al torso del usuario y, con el transcurso de los tiempos, se empezaron a cubrir también en combate la cabeza y posteriormente los brazos y piernas. Proteger las articulaciones siempre ha sido un desafío. Por un lado, estas también están muy en peligro y pueden hacer que un guerrero quede incapacitado por heridas leves o al menos limitar severamente su fuerza de combate. Hasta principios de la Edad Media, se prestaba poca atención a los hombros en este contexto. Aunque la cota de malla también cubría la cabeza del hombro, pocos eran los golpes fuertes recibidos y la transición de la malla al cuello estuvo en gran medida desprotegida. Sólo el escudo ofrecía una protección efectiva, que aunque podía evitar los ataques limitaba los movimientos de su portador, hasta la llegada de la armadura de placas completa que logró una protección efectiva de hombro, cuello y axila contra diferentes armas.
MANTENIMIENTO Y RECOMENDACIONES
Los productos de metal requieren de unos cuidados para su correcto mantenimiento. La norma más importante es evitar todo lo posible la humedad (agua, sudor, salinidad, etc.). Almacenarla en un lugar seco y revisarlo cada varias semanas para detectar signos de oxidación. Si encuentra alguno, retíralo frotando el lugar afectado con un estropajo impregnado con aceite antioxidante.
Si la pieza se moja, es importante que la seque completamente tan pronto como sea posible.
Después de manipular, usar o tras de varios meses de almacenamiento o exhibición, todo el metal debe limpiarse con un paño limpio. Recomendamos lubricar ligeramente la superficie limpia con Spray Ballistol (aceite lubricante y antioxidante).
Siguiendo estos consejos, cada vez que asistas a un Rol en Vivo (LARP) tu armadura lucirá limpia y resplandeciente.