Descripción
HISTORIA
La mano de un caballero tenía gran importancia en la Edad Media. Proteger las manos en combate era una tarea muy práctica y no meramente simbólica: una mano lesionada incapacitaba a corto plazo a un luchador, dejándolo indefenso; a largo plazo, la pérdida de la capacidad funcional de la mano para un caballero o soldado suponía su retirada inminente de las filas. La mano es una herramienta versátil e impresionante y, al mismo tiempo, una de las partes más sensibles del cuerpo. Un fuerte golpe o corte severo no podía ser tratado adecuadamente aún por la medicina medieval, por lo tanto, la protección era absolutamente indispensable. Las primeras piezas blindadas usaban guantes hechos de piel de venado o vaca, en los que se sujetaban placas de metal, que cubrían el dorso de la mano, el pulgar y, en algunos casos, los dedos individuales. Para mantener al menos el pulgar en movimiento, la cubierta de metal estaba provista de una bisagra.
MANTENIMIENTO Y RECOMENDACIONES
Los productos de metal requieren de unos cuidados para su correcto mantenimiento. La norma más importante es evitar todo lo posible la humedad (agua, sudor, salinidad, etc.). Almacenarla en un lugar seco y revisarlo cada varias semanas para detectar signos de oxidación. Si encuentra alguno, retíralo frotando el lugar afectado con un estropajo impregnado con aceite antioxidante.
Si la pieza se moja, es importante que la seque completamente tan pronto como sea posible.
Después de manipular, usar o tras de varios meses de almacenamiento o exhibición, todo el metal debe limpiarse con un paño limpio. Recomendamos lubricar ligeramente la superficie limpia con Spray Ballistol (aceite lubricante y antioxidante).
Siguiendo estos consejos, cada vez que asistas a un Rol en Vivo (LARP) tu armadura lucirá limpia y resplandeciente.